Capítulo 23: El juicio final

Harry y yo nos separamos. Nos miramos a los ojos, y los dos sonreímos. Fijo que yo estaba tan roja que podría explotar.

-¿Sigues celosa?- preguntó Harry levantando una ceja.

-Yo nunca estuve celosa- respondí.

Harry solo me volvió a mirar, me pasó un brazo por encima del hombro y recogió la bolsa que antes había dejado caer. Me dio un beso en la cabeza y empezamos a caminar.

-Ahora te crees que puedes darme un beso, ¿no?- le dije sonriente.

-Pues ahora que lo dices, sí- respondió, también él sonriente.

No le respondí. Apoyé mi cabeza en su hombro, y los dos juntos, fuimos caminando de vuelta al hotel, calados hasta los huesos.


Llegamos tras dar un montón de vueltas por la capital británica, dimos con el hotel. En el vestíbulo, me quité la chaqueta de Harry. La sacudí un poco, haciendo que salpicara muchísimo. Harry, que hasta ese momento había ido con una sudadera, se la quitó, quedándose con una camiseta blanca de manga corta, también mojada. Cuando las sacudimos bien, cogimos el ascensor y pulsamos el número 6. El ascensor subió lentamente, cuando de repente, se quedó parado.

-Oh, no- dije-. Esto se ha quedado parado.

Harry parecía tranquilo. Iba apoyado en la pared, a mi lado. Se incorporó y caminó hacia los botones del ascensor.

-Podemos pedir ayuda, tranquila- me dijo.

Pulsó el botón de ayuda, e informó a la señora/chica que le atendió que el ascensor se había quedado parado. Ella respondió que esperara, que iba a llamar a unos técnicos. Colgó, y Harry caminó de nuevo hacia mí.

-¿Ves? Ya está- me tranquilizó.

Esperamos un par de minutos, y volvimos a escuchar la voz de la persona que nos había atendido.

-Señor, lamento informarle que al ser domingo, los técnicos tardarán una hora en llegar.

-¡¿Qué?!- exclamé.

-Sshh, tranquila- me dijo Harry poniéndome una mano en el hombro-. Una hora no es nada, además, estás conmigo.

Lo miré. Tenía una sonrisa traviesa. Levantó las cejas. Seguía mirándome. Suspiré.

-Como estar contigo es una tranquilidad...- dije sonriendo.

-No me decías lo mismo en el parque- dijo con chulería.

-No, pero lo pensaba- respondí.

Harry rió.

-Mírame- me dijo.

Me giré para mirarle, pero no me dio tiempo a mucho más, porque en cuanto le estaba mirando, Harry me besó. Me pilló desprevenida. No pude evitar sonreír, y Harry también lo hizo. Puse un brazo sobre su hombro, y Harry puso su mano en mi cintura. El beso duró unos siete segundos. Harry se separó de mí y volvió a sonreírme.

-Para que luego digas que estar conmigo no es divertido- dijo guiñándome un ojo.

-Eres un creído- le dije sonriente.

-Lo sé- dijo-. Pero te encanta.

-Eres tonto- le dije.

-También lo sé- respondió Harry-. Y también te encanta.

Yo solo sonreí, y me senté en el suelo, con la espalda apoyada en la pared. Harry me imitó y se sentó pegado a mí. Yo suspiré, mirando hacia la puerta del ascensor, por una parte deseando salir de ahí, pero por otra no queriendo salir de ahí.

-¿Cuando me vas a explicar tu historia con Jennifer?- pregunté.

-¿Mi historia? Si quieres te la explico ahora- respondió-. Pero solo si no te pones celosa.

-Yo no me pongo celosa- repliqué-. Yo nunca estuve celosa.

-Me lo creeré.- Harry sonreía-. A ver, te explico.

Yo crucé mis piernas, como un indio y apoyé mi barbilla en la mano.

-Íbamos al mismo colegio desde pequeños- comenzó-. Ella era la hija del hombre rico, siempre conseguía todo lo que quería. Hace dos años, cuando yo acababa de cumplir 15, empezamos a salir. Ella podía coquetear con quien quisiera, pero si yo miraba a cualquier otra chica, era un problema enorme. Cuando trasladaron a su padre a Londres, vi la oportunidad perfecta para cortar con ella sin que me montara escándalo. Y cuando tuvimos que venir a Londres, yo intentaba no encontrármela, pero tampoco sabía eso de que Lottie iba a ir a su casa, y cuando hoy la vi allí casi me da un infarto.

Terminó de hablar y me miró.

-Ya está- finalizó-. ¿Sigues celosa?

-¡Que yo no estoy celosa!- exclamé.

-¿Segura?- preguntó, arqueando una ceja.

-¡Sí!- exclamé de nuevo.

Harry me miró y esbozó una pequeña sonrisa.

-Me encanta cuando te enfadas- dijo.

Si no exploté fue un milagro, porque os aseguro que después de eso noté la cara ardiendo. Harry rió al ver mi reacción.

-Y también cuando te sonrojas- añadió.

Yo miré al suelo. Me iba a dar algo.

-Maaarta- me llamó Harry.

-Que- respondí.

-Estás muy roja- me dijo.

-No me había dado cuenta- ironicé.

Harry rió, pasó su brazo por encima de mi hombro y me pegó a él. "Ay mi madre, que me da algo", pensaba yo. Harry reía en silencio, y yo evitaba mirarle a la cara, que si no me ponía más roja que un tomate.

-¿Mañana después del juicio te gustaría ir a dar una vuelta?- preguntó Harry-. Nosotros.

Como ya debía estar menos roja, le miré, y le contesté:

-Me encantaría.

Harry sonrió, y empezó a acercarse a mí. Estaba a punto de besarme de nuevo, cuando las puertas del ascensor se abrieron. Delante de nosotros estaba el técnico del ascensor.

-Chicos, ya podéis salir- nos dijo sonriente-. El ascensor ya está arreglado.

Cogió sus cosas y se dio media vuelta. Harry se levantó y me extendió la mano, para ayudarme a levantarme. Yo se la di y me levanté de un salto. Los dos salimos del ascensor, y decidimos subir lo que nos quedaba por las escaleras.

Cuando llegamos a la habitación de los chicos, Harry abrió la puerta, y nos encontramos a los otros cuatro chicos sentados en el sofá comiendo palomitas mientras veían la tele. Cuando escucharon la puerta abrirse y nos vieron entrando a Harry y a mí mojados, dejaron las palomitas a un lado y vinieron hacia nosotros.

-¿Qué os ha pasado?- preguntó Liam preocupado.

-De todo- respondió Harry riendo y yendo hacia el sofá, donde estaban todas las palomitas.

-Estáis empapados- comentó Niall.

-Llueve, ¿lo sabías?- ironizó Harry, metiéndose una palomita en la boca.

-Bueno, sí- admitió Niall.

-¿Tenéis la comida?- preguntó Zayn.

-Sí, pero mañana tenemos que volver a por una cosa que hoy no tenían- respondió Harry.

-¿Ah, sí?- pregunté extrañada.

-Claro- respondió Harry, como si yo fuera tonta-. No te enteras de nada, ¿eh?

-Ah, sí, es cierto- "caí" en la cuenta.

-Pues vale- dijo Louis-. ¿Cuando vamos a organizar la cita?

-El jueves- respondió Harry-. Es el mejor día.

-Vale- dijo Niall, dejándose caer en el sofá.

-Me voy a cambiar- anuncié.

-Vale- dijeron los cinco.

Salí de la habitación y fui a la mía. Allí estaba mi madre viendo un documental de naturaleza.

-Hola, mamá- saludé.

-¡Cielo! ¿Que te ha pasado?- me preguntó al verme.

-Me mojé- contesté, como si fuera la cosa más elemental del mundo.

Fui a mi habitación y me cambié de ropa. Me puse otros leggins y otra sudadera. Cerré los cajones, mientras pensaba en todo lo ocurrido aquel día. Habíamos ido a ver a Lottie, y por eso, Harry se reencontró con Jennifer, fuimos todos juntos a comer, luego nos libramos de Jennifer y Harry y yo fuimos a una tienda de alimentos mientras llovía a cántaros. Luego Harry me besó en el parque, y cuando llegamos al hotel, el ascensor dejó de funcionar con nosotros dentro. Suspiré y volví junto a los chicos.

Llamé a la puerta, y vino a abrirme Liam.

-Hola de nuevo- saludó-. Pasa.

Me hizo un gesto para que pasara. Así lo hice, y dentro estaban Louis y Niall comiendo de un gran bol de palomitas mientras veían la televisión, Zayn escuchando música, y Harry estaba con unos vaqueros, sin camiseta, y los rizos mojados, que se secaba con una toalla. Liam fue hacia el sofá, y cogió un libro abierto que había sobre la mesa, que comenzó a leer incluso antes de sentarse. Yo también fui hacia el sofá, y cuando Harry me vio, me sonrió. Yo le devolví la sonrisa y me senté al lado de Louis en el sofá. Cogí un manojo de palomitas y me las comí una por una. Harry sacudió su cabeza detrás de nosotros, salpicándonos un poco en la espalda.

-¡Tío!- exclamó Niall-. ¡Que mojas las palomitas!

-Perdona- dijo Harry burlón. Fue al baño a dejar la toalla, y volvió con una camiseta negra puesta. Se sentó al lado de Niall y vio la tele junto a nosotros. En la tele echaban Los Simpsons. Los cuatro veíamos la tele entretenidos. Zayn estaba con la mirada perdida, moviendo un poco la cabeza al ritmo de la música, y Liam estaba concentrado en la lectura de su libro.

Pasada una media hora, a Harry le sonó el teléfono. Lo sacó del bolsillo de su pantalón y miró quién lo llamaba.

-¡Mierda!- exclamó-. Es Jennifer.

Le dio el teléfono a Niall, que estaba a su lado y le dijo:

-Dile que se ha confundido.

-Vale- respondió Niall. Descolgó el teléfono, puso el altavoz y preguntó con voz de señora:-. ¿Dígame?

-¿Harry?- se escuchó preguntar a Jennifer al otro lado-. Tienes la voz rara.

-Perdona, ¿quién es Harry?- preguntó Niall.

-Harry, tú- dijo Jennifer confundida. Los demás estábamos aguantándonos la risa.

-Ah, ahora caigo, cielito- dijo Niall exagerando su imitación-. Harry, mi marido, perdona, pero es que tengo pérdidas de memoria, y se me olvidan las cosas que no son muy importantes. ¡¡Harry!! ¡¡Mueve el culo y ven aquí, te llama una de tus amiguitas!! ¡¡Y luego ya tendremos una conversación seria tú y yo!!

Niall le pasó el teléfono a Liam, que era el segundo con la voz más grave. Liam al final accedió, y dijo, poniendo una voz muy grave:

-¿Diga?

-Perdonen, pero me he equivocado- dijo Jennifer al otro lado.

-Oh, no te preocupes- dijo Liam-, mi mujer ya no anda por aquí, puedes decirme lo que quieras.

Los demás estábamos aguantándonos la risa.

-¡No!- exclamó Jennifer-. Yo quería llamar a mi novio, que también se llama Harry.

Todos miramos a Harry, que tenía cara de asco, y con los labios, pronunció "¡yo no soy su novio! ¡Nunca saldría con esa!".

-Oh, ¿tú? ¿Un novio? ¿Con esos modales?- replicó Liam-. ¿Sabes? Las jovencitas como tú no deberían tener esos modales, y menos un novio con un nombre tan bonito.

-¡Está usted loco!- exclamó Jennifer al otro lado de la línea, y acto seguido colgó.

Liam también colgó, y le devolvió el teléfono a Harry. Entonces, todos los demás nos miramos y comenzamos a reír.

-Harry, no deberías reírte de tu novia- le regañó Zayn de broma cuando dejamos de reír.

-¡Sí, sobre todo mi novia!- exclamó Harry-. Yo no saldría con ella otra vez ni por todo el dinero del mundo.

-Eso habrá que verlo- lo retó Louis sonriente.

-No, por Dios, si queréis emparejar a esa con alguien, a mí no me miréis- se defendió Harry.

-Por cierto- dijo Niall-, Liam, tú y yo tenemos una conversación pendiente. O sea que me engañas, ¿eh?

-Lo siento, Niall, es lo que hay- bromeó Liam riendo.

-Pues mañana mismo, aprovechando que vamos al juicio, pedimos los papeles del divorcio- dijo Niall, fingiendo enfado.

-No, por favor, dame otra oportunidad- rogó Liam riendo.

-No me gustan los putones- dijo Niall-. Me haré lesbiana. Marta, eres mi nueva novia- dijo pasando por encima de Louis y sentándose en mi colo.

-Au, pesas- dije riendo.

-Cariño, hay que hacer sacrificios por el amor- me dijo Niall abrazándome.

No pude evitar reír y devolver a Niall el abrazo.

-Os dejamos a vosotros ahí- dijo Louis-. Yo voy con Harry. ¡Harold! ¡Ven aquí!

Louis cogió a Harry del cuello y lo tiró encima de él.

-Harry y yo nos queremos más que vosotros- nos dijo, y luego se auto corrigió:-. Perdón, que vosotras.

-Blablabla- hizo burla Niall.

-Bueno, ya está- cortó Zayn-. Mañana tendremos que madrugar, y hoy ya trabajamos bastante.

Niall se sentó a mi lado y Louis soltó a Harry, que se cayó al suelo. Louis lo ayudó a levantarse, y Harry se acomodó en el sofá al lado de Louis, colocándose los rizos.

-¿Y mañana tenéis que ir a ensayar?- pregunté.

-No- respondió Louis-. Simon nos deja faltar, pero tenemos que escoger una canción.

-¿Ya tenéis pensada alguna?- pregunté.

-No- respondió Niall.

-Podemos cantar All you need is love- propuso Harry.

-Que romántico estás hoy- comentó Louis-, pero sí, me parece buena idea.

-Y a mí- dijeron Liam, Zayn y Niall a la vez.

-A mí me gusta esa- dije.

-Pues esa- sentenció Louis-. Ahora vamos a cenar, que tengo hambre.

-Pareces Niall- rió Zayn.

-Nadie es como yo- dijo Niall.

-¿Pedimos una pizza?- preguntó Liam.

-Vale- dije yo.

-¡La pido yo!- exclamó Niall-. De jamón, queso y champiñones, ¿vale?

-Me parece bien- dijo Harry.

Niall fue a pedir la pizza y los demás pusimos la mesa. Cuando acabamos, fuimos a ponernos el pijama. Mientras nos lo poníamos, Niall terminó de hablar por teléfono, y también se puso el pijama. Cuando estuvimos todos, nos sentamos en el sofá. Yo me senté entre Harry y Zayn. Pusimos una película que echaban en un canal dedicado a eso. Era una película de la cual no sé el título, pero era muy interesante. A la media hora, llegó el repartidor con la pizza. Niall pagó, y entró sosteniendo la caja en alto.

-¡Sentaros todos y podré depositar la pizza en el centro de la mesa!- exclamó en tono autoritario.

Los chicos le obedecieron, pero yo, que tenía mucha hambre, fui por detrás de Niall y le quité la caja de las manos como si tal cosa, y fui a sentarme a la mesa, mientras abría la caja y cortaba la pizza en ocho trozos. Niall se había quedado en la misma postura, con los brazos en alto, pero sin sostener la caja de pizza.

-Era mi pizza- dijo al cabo de un par de minutos.

-Y lo dejará de ser como no te sientes rápido- le dije.

Niall se dio cuenta, y corrió a sentarse en la única silla libre, entre Liam y Zayn. Cogió un trozo de pizza y comenzó a devorar aquel trozo. Nos terminamos la pizza muy rápido. Niall repitió dos veces, y el trozo que quedó, se lo comió Harry. Después de eso nos cepillamos los dientes y cada uno se fue a dormir, ya que al día siguiente tendríamos que madrugar para hacer algo muy importante.


A la mañana siguiente estábamos los seis a las diez y media en el juzgado. Estábamos fuera, mientras dentro, llevaban a cabo el juicio. A veces llamaban a uno de nosotros para que fuera a declarar. El primero fue Niall, el afectado, y luego fueron Liam y Louis. Los demás no tuvimos que entrar. El caso debía estar muy claro. El juicio terminó sobre las doce, y los policías salieron con Edward Cameron Smith, sujetándolo por las muñecas. Lo metieron en su coche y arrancaron. Nosotros nos intercambiamos miradas, y en ese momento mi madre salió y suspiró de alivio.

-¿Y bien?- preguntamos todos a la vez.

-Es una larga historia- respondió mi madre-. Vamos al hotel y os la explico.

-Hablando de largas historias- le murmuró Zayn a Harry-. Tú nos debes una.

Harry asintió y se metió las manos en los bolsillos.

-Luego- respondió.

Echamos a andar por las calles de Londres camino al hotel, cercano a aquel lugar. Llegamos en diez minutos, y subimos a nuestra habitación. Tomamos asiento y mi madre comenzó a hablar:

-Debería decir de primero que Edward ha sido condenado a cinco años de cárcel, no solo por esto, sino también por anteriores delitos. Pero ha sabido defenderse bien. La verdadera historia por la que ha hecho esto es la siguiente: él tiene una hija, que casualmente está concursando en The X Factor. Su hija ve una seria competencia en vosotros, chicos, y por eso ha pedido ayuda a su padre. Pensó que dándole a Niall una comida ilegal, de la cual su padre no sabía que era así, podría ganar. Le dijo a su padre que era una comida que a Niall le sentaba mal, y así, Niall se pondría muy enfermo y tendríais que retiraros de la competición, pero no contaba ni que encontrarais sustituta a tiempo, ni tampoco que Niall se recuperara tan rápido. Eso se debe a que tienes un estómago fuerte, Niall, ya ves, comer tanto sirve de algo. Y bueno, el día que Marta lo vio en el centro comercial, estaba comprándole a su hija un vestido para la competición, y en cuanto vio a Marta la reconoció, y por eso escapó, pero no esperaba que tú fueras tan observadora.

"Sí, observadora, sobre todo eso", pensé.

-Y así es la historia- finalizó mi madre-. Ya veis, por el capricho de esta chica, Niall podría haber muerto. Ya van a avisar al programa de lo sucedido y van a descalificar a esa chica.

-Menos mal- comentó Liam-. Menuda barbaridad.

-Ya, pero bueno, lo mejor de todo es que ya está arreglado- dijo mi madre, levantándose.

-Bueno, y ahora, ¿qué hacemos?- preguntó Zayn cuando mi madre se marchó.

-Podemos comer- propuso Niall.

-¡NO!- dijimos los demás a la vez.

-Vale, vale... Qué histérica es la gente- murmuró Niall.

-Tenemos que preparar algo especial para la supercena de Simon y Nicole- dijo Liam-. Solo una cena no mola...

-Sí... Algo especial...- añadió Louis.

-Para eso hay que saber cómo piensan las chicas- dijo Harry, y luego, mirándome sonriente, añadió:-. Una pena que no tengamos ninguna.

-Te voy a dar- le amenacé.

-Si es comida me la das a mí- interrumpió Niall.

-Tranquilo, te la doy- le dije.

-A ver, ¿qué podemos hacer?- me preguntó Zayn.

Yo me quedé pensando. Pensé qué me gustaría que me hicieran a mí en una cita no organizada por mí.

-Cantadles una canción de amor, y que bailen- propuse.

-Muy buena idea- admitió Niall-, ¿y cómo conseguimos que vengan?

-Que se inviten mutuamente, pero que a la vez no se inviten- dije.

-¿Qué?- dijeron los cinco poniendo cara de tontos.

-A ver, os descargáis una aplicación para el móvil que permita enviar mensajes anónimos, luego, mandáis un mensaje a Simon diciendo que sois Nicole, y viceversa- expliqué-. Y ya se encontrarán.

-Qué haríamos sin ti- bromeó Louis.

Yo sonreí angelicalmente y seguí jugando con los cordones de mi sudadera.