Capítulo 24: Just the way you are

Un poco antes de comer, Harry dijo que él y yo debíamos volver a la tienda a la que habíamos ido ayer a comprar algo que se les había agotado ayer, y como quedaba lejos, comeríamos por el camino. Ese día ya no llovía, solamente estaba nublado. Harry y yo salimos puntuales del hotel, alejándonos poco a poco.

-¿Qué vamos a hacer?-pregunté.

-Vamos a ir a un sitio muy especial- contestó Harry sonriendo.

-Dímelo- pedí.

-Es una sorpresa, y si te lo digo, dejará de serlo- respondió Harry.

-Jo, eres malo- le dije.

-Ya lo sé, no me lo recuerdes- dijo, arqueando una ceja.

Caminamos por las abarrotadas calles de Londres, hasta llegar a un lugar muy conocido entre los londinenses. Era el restaurante más famoso de Londres.

-Harry, aquí hay una cola enorme- le dije al ver que se había quedado parado delante.

-Lo sé, pero yo puedo esquivarla- me dijo guiñándome un ojo.

-¿Ah, sí?- pregunté.

-Ah, sí- contestó, sacando su teléfono móvil. Marcó un número, y al cabo de quince segundos, dijo:-. Ya estamos.

-¿Qué pasa?- pregunté.

-Tú espera- respondió sonriente.

-¿A qué?- pregunté de nuevo.

-Que esperes- repitió.

A los cinco minutos, un coche gris aparcó justo delante de nosotros. De él bajó un chico que aparentaba tener mi edad. Era un chico de pelo castaño y ojos verdes. Iba con una camiseta blanca, un chaleco vaquero y unos pantalones beige. Vino hacia nosotros, y chocó esos cinco con Harry. Luego, se dirigió a mí y se presentó:

-Hola guapa, soy Max, tú debes de ser Marta, ¿me equivoco?

-Hola, y no- contesté.

Max me sonrió, y luego, me explicó:

-Te estarás preguntando quien soy y qué coño hago aquí, ¿no?- Asentí-. Soy el mejor amigo del nieto de la reina, aunque ella piense que soy una mala influencia. Aquí ya me conocen todos, así que voy a ayudaros a entrar.- Me guiñó un ojo y nos hizo un gesto para que le siguiéramos. Así lo hicimos, y Max llegó junto a un camarero que iba de un lado a otro, y le dijo:-. Hola, quiero una mesa para dos, no para mí, para unos amigos.

El camarero asintió, y nos condujo a los tres a una mesa a una sala aparte. Estaba muy bien decorada, y, en el centro, había una mesa redonda y pequeña, en la que había un mantel blanco que la cubría entera.

-Aquí tienen las cartas- dijo el camarero, dándonos a Harry y a mí una carta a cada uno-. Cuando sepan que van a tomar me avisan.

Abandonó la sala y nos quedamos Max, Harry y yo.

-Bueno, os dejo solos- dijo Max, y luego, dirigiéndose a mí, añadió:-. Cuando te aburras de este patán me llamas, ¿vale guapa?

Max se marchó y Harry y yo nos quedamos solos. Harry se metió una mano una mano en el bolsillo, y me sonrió. Con la mano en la que tenía la carta, me hizo una seña para que me sentara. Así lo hice. Fui hacia la mesa y me senté en una de las sillas. Harry se sentó en la de enfrente, y dijo:

-¿Qué te parece?

-Que me encanta- respondí-, pero no hacía falta que te esforzaras tanto.

-¿Tanto?- preguntó-. Es lo de menos.

Volví a sonrojarme, y le sonreí. Miré la carta y luego miré a Harry. Él me miraba sonriente.

-¿No miras nada para tomar?- pregunté.

-Yo pediré lo que pidas tú- respondió sonriendo, mientras se le formaban esos hoyuelos tan adorables.

-Pues yo no sé qué pedir- dije, después de un breve momento de silencio.

-¿Qué hay?- preguntó.

-Desde huevos fritos hasta un plato del cual no sé pronunciar su nombre- contesté, echando un vistazo a la carta.

-¿Qué es lo que más te apetece?- volvió a preguntar.

-Si te soy sincera, filete con patatas- respondí, medio riendo.

-Pues pídelo- dijo Harry.

-¿En serio? ¿Me traes aquí y yo voy y como filete?

-Sí, es normal, aquí lo hacen especial, según Max- rió Harry.

-Pues pediré eso- dije al fin.

-Y yo dije que pediría lo que pidieras tú- añadió Harry.

En ese momento, el camarero pasó por ahí cerca y Harry le llamó. El camarero vino, y Harry le pidió los filetes. Éste asintió y se marchó, llevándose las cartas con él.

-Bueno, ¿te gusta el sitio?- preguntó Harry.

-¿Que si me gusta? ¡Me encanta! Me parece increíble que hayas conseguido que el Max ese haya conseguido una mesa aquí.

Harry puso cara de que no me entendió muy bien, pero al fin dijo:

-Me alegra que te guste.

Yo reí y Harry sonrió.

-Me encanta tu risa- dijo Harry sonriendo.

Me volví a poner roja, y Harry volvió a reír.

-Te hace mucha gracia que yo me ponga roja, ¿no?- dije riendo.

-Pues sí- respondió Harry sonriente.

De fondo empezó a sonar Just The Way You Are de Bruno Mars.

-Ohh... Her eyes, her eyes, makes the stars look like they're not shining...

-Her hair, her hair, falls perfectly without her trying- cantó Harry.

Yo sonreí. Con la voz de Harry la canción sonaba perfecta.

-She's so beautiful, and I tell her every day...- siguió Harry.

El camarero trajo la comida, y la música seguía sonando de fondo:

-Yeah, I know, I know when I comliment her she won't believe me, and it's so, it's so sad to think she don't see what I see, but everytime she ask me "do I look OK?" I say...

El camarero se marchó, y Harry y yo nos quedamos de nuevo solos. Harry siguió cantando junto a Bruno:

-When I see your face, there's not a thing that I would change, cause you're amazing, just the way you are... And when you smile, the whole world stops and stares for a while, cause girl you're amazing, just the way you are...

Yo le miré. Harry estaba sonriente, mirándome a los ojos. Dejó de cantar, pero la canción seguía.

-Her lips, her lips could kiss them all day if she'd let me. Her laugh, her laugh, she hates but I think it's so sexy, she's so beuatiful, and I tell her every day...

-No me sé esta parte- dijo Harry riendo.

-Valee, ya estropeas el momento- respondí riendo.

-No lo estropeo si estoy contigo- dijo.

-Oh, you know, you know, you know I'd never ask you to change, if perfect is what you're searching for, thenjust stay the same, so don't ever bother asking if you look okay, you know I say...

-Para ya, que voy a explotar de lo roja que estoy- le dije.

-Lo sé- dijo Harry sonriente, y junto a la canción, dijo:-. When I see your face, there's not a thing that I would change, cause you're amazing, just the way you are... And when you smile, the whole world stops and stares for a while, cause girl you're amazing, just the way you are...

Yo sonreí. Aunque no lo parezca, Harry puede ser el chico más romántico del mundo.

-The way you are... The way you are... Girl you're amazing... Just the way you are... When I see your face, there's not a thing that I would change, cause you're amazing, just the way you are... And when you smile, the whole world stops and stares for a while, cause girl you're amazing, just the way you are... Yeaahh...

La canción acabó, y Harry esbozó una pequeña sonrisa, mostrando sus dientes y formándosele esos hoyuelos.

-Me encanta estar contigo- dijo.

-Y a mí contigo- respondí. "Muy ocurrente, Marta", me dije a mí misma.

Los dos empezamos a comer, y le dije a Harry:

-¿Sabes? No parecías tan...

-¿Tan?

-Romántico- dije-. Es decir, pareces un machote que no sabe tratar bien a una chica, pero no es así.

-¿Gracias?- dijo Harry con una sonrisa.

-¡En serio!- exclamé.

-Pues yo me acuerdo de la primera vez que te vi- dijo Harry-. Estabas con Zayn, cuando nos llamaron a los cinco, y luego, cuando estábamos conociéndonos, tú y Lottie os acercasteis.

Yo sonreí, y recordé aquel momento.

-Yo la primera vez que te vi- dije- fue cuando Simon os llamó a los cinco. Tú ibas mirando al suelo, nervioso.

Harry pareció recordar también aquel momento y sonrió.

Acabamos los filetes, y el camarero recogió nuestros platos vacíos.

-¿Quieren postre?

-No, gracias- dije yo.

-Yo tampoco- añadió Harry.

El camarero se marchó, y Harry se colocó los rizos.

-¿Nos vamos?- preguntó.

-¿No pagamos?- pregunté yo.

-Max me lo consiguió gratis- dijo Harry, poniendo cara de triunfador.

-Guau, tú y tus amigos- ironicé sonriente.

-Lo sé- dijo levantándose.

Yo lo imité. Harry cogió su chaqueta y se la puso. Nos quedamos frente a frente.

-¿Sabes? Me ha gustado mucho comer contigo- me dijo.

-Y a mí contigo- respondí.

Harry se quedó mirándome fijamente. Yo lo miré a él también, e, inconscientemente, me mordí un poco el labio inferior. Harry sonrió levemente y se acercó a mí. Poco a poco. Nuestros labios volvieron a unirse en un beso tierno. Ambos cerramos los ojos, y Harry puso una mano en mi mejilla. Yo puse mi mano sobre su hombro.

Nos separamos y nos miramos. Harry sonrió, al igual que yo. Me pasó un brazo por encima del hombro y ambos abandonamos el restaurante.

En la calle no había mucha gente, aparte de la que esperaba para entrar al restaurante.

-¿Y ahora que hacemos?- pregunté.

-Ir a comprar algo para que parezca que teníamos que comprar esa cosa que tanta falta nos hace- respondió Harry.

-Vale- dije.

Caminamos por las tranquilas calles de Londres. De vez en cuando, nos cruzábamos a algún estudiante que se dirigía a su casa después del colegio.

Cuando íbamos por un parque, tuve la sensación ser observada, pero decidí no darle importancia. Fuimos a una tienda cualquiera, y Harry cogió una bolsa de patatas.

-¿Patatas? ¿Colará?- pregunté, al verlo tan convencido.

-Les diré que son patatas especiales, del sur de España- respondió-. Ya verás como cuela.

-¿Estás seguro?- pregunté, a punto de reír.

-¿Ves en mí algo de inseguridad?- preguntó, levantando una ceja.

-No- respondí riendo.

-¿Pues? Venga, vamos a comprar esto- dijo, yendo hacia la caja.

Lo acompañé, y compró las patatas por una libra.

-Ahora vamos a una papelería- dijo, ya fuera de aquella tienda.

-¿A una papelería para qué?- pregunté.

-Voy a escribir que esto valió 50 libras, así cuela- respondió.

-Ah, muy ingenioso- dije, sin saber si reír o llorar.

Fuimos a una papelería, y entramos. Yo esperaba en la puerta, y Harry fingió que miraba rotuladores permanentes, y sacó uno plateado, y en la bolsa de patatas escribió un "50" y el signo de las libras. Luego, fingiendo que nada le interesaba, se dirigió a la puerta.

-Hecho- anunció.

-Vale- dije, y los dos nos marchamos de aquella papelería.


Llegamos al hotel enseguida. En el vestíbulo nos encontramos a Niall, que llevaba una bolsa de Don Pollo, llena de alitas de pollo. Cuando nos vio, nos saludó con la mano, mientras que con la otra mano, sujetaba más fuerte su bolsa.

-Tío, tu obsesión es grave- dijo Harry al verle.

-¡Qué va! Aparte, compré 50 alitas aposta- replicó Niall. Harry arqueó una ceja, y Niall se apresuró a añadir:-. He pensado en vosotros al comprarlas. Mira, he cogido una para cada uno de vosotros, y 45 para mí.

Harry se chocó una mano contra la frente y yo reí.

-¡Que generoso!- ironicé.

-¿Verdad que sí? Y mira, tú por ser tan considerada conmigo, tendrás dos, y yo 44- dijo Niall con cara triunfadora.

-¡Oh, muchas gracias!- ironicé de nuevo-. No sé que haría sin ti.

-Lo sé, venga, subamos- dijo Niall.

Los tres entramos en el ascensor, y Harry pulsó el 6. El ascensor subió lentamente, y al fin, llegó al sexto piso. Los tres salimos y nos dirigimos a la puerta de la habitación de los chicos. Niall se sacó la llave del bolsillo y abrió la puerta, Entramos, y dentro, nos encontramos a Louis y a Liam, sentados como indios, cada uno en un extremo del sofá, mirándose, mientras daban golpes a un globo con raquetas de tenis.

-¡Hola!- exclamó Louis, dando un fuerte golpe al globo, que voló en dirección a Liam.

-¿Ya tenéis eso que necesitamos para el jueves?- preguntó Liam, devolviéndole el globo a Louis con un fuerte golpeo.

-Sí, patatas fritas españolas, nada más ni nada menos- dijo Harry levantando la bolsa.

-¿Patatas fritas?- preguntó Liam.

-¿Españolas?- añadió Louis.

-¿Me las puedo comer?- preguntó Niall.

-Sí, sí y no- respondió Harry de golpe a las tres preguntas.

Liam se levantó y cogió la bolsa de patatas, mirándola.

-Entonces, ¿por qué está esto escrito en inglés?- preguntó.

Harry dudó un momento, y luego salió del apuro diciendo:

-Es evidente, para que la gente entienda lo que pone. Si traes algo en español, la gente no lo entiende.

-A mí me da igual si son españolas o de la Antártida- dijo Niall-. Si están ricas, me las como.

Esta vez, fue Louis el que se chocó la mano contra la frente.

-No tienes remedio- le dijo a Niall.

-Tengo que nutrirme- replicó éste-. Estoy creciendo.

-¿Creciendo? ¡Te vas a quedar así!- exclamó Louis.

-¿Estás diciendo que no voy a medir dos metros como Pau Gasol?- preguntó Niall, con ligera preocupación.

-Sí, estoy diciendo justo eso- afirmó Louis.

-Eeey, ¿y Zayn?- interrumpí.

-De paseo- respondieron Liam y Louis a la vez.

-Ah- dije, camino del sofá.

Me senté en el medio, y Liam regresó también al sofá. Él y Louis siguieron con el juego de pasarse el globo con las raquetas, y cada dos tiros me daban a mí en la cabeza, despeinándome, y provocando que yo le diera una colleja al que le había dado por última vez al globo. Mientras tanto, Niall intentaba arrebatarle las patatas a Harry de todas las maneras posibles, y Harry escapaba agarrando fuerte aquellas patatas de una libra, que según Harry valía cincuenta.

Cuando me harté del juego de los globos, me levanté, pegué un gruñido y fui a la cocina. Allí estaban Harry y Niall con su disputa por las patatas, pero me dio igual, mejor aguantar eso que golpes en la cabeza por parte de un globo.

Pasados aproximadamente diez minutos, llegó Zayn.

-¡¡Hola!!- vociferó.

-Hola- saludamos los demás, odiando a Zayn por pegar semejante grito.

Zayn fue hasta la puerta de la cocina, y me hizo un gesto con la mano para que fuera con él. Yo lo seguí hasta su habitación. Zayn se sentó en la cama, y yo hice lo mismo.

-¿Qué pasa?- pregunté indiferente.

-Marta, somos mejores amigos desde que llegaste con cinco años a Bradford- empezó. "Uy, ya me huele mal", pensé.-. ¿Recuerdas que prometimos contarnos todo, aunque sea muy doloroso?- Asentí-. Vale, pues ahora dime, ¿estás con Harry?

Yo me quedé con la boca entre abierta y cerrada.

¿C... Cómo lo sabes?- tartamudeé.

-Os vi en el parque.